El significado originario del término Geometría, como su prefijo Geo indica, se refería al estudio de las medidas de la Tierra.
Poco después, pasó a
designar la parte de las Matemáticas que conocemos actualmente.
Muchos recordaron unos manoseados sólidos de madera que nos
ilusionaban al final de la EGB, ya que eran algo tangible.
Entre
ellos, se encontraban los cinco poliedros regulares:
El Tetraedro con cuatro caras triangulares El Hexaedro o cubo, con seis cuadradas El Octaedro, con ocho triangulares El Dodecaedro, con doce pentagonales El Icosaedro, con veinte triangulares
No se nos explicó que ya
se hallan descritos por Platón, y por ello se llaman los
cinco poliedros platónicos.
Sólo hay estos cinco, número
sagrado Pitagórico, y ninguno más que con todas sus caras
formadas por polígonos regulares y ángulos iguales, puedan
inscribirse en una esfera.
Recordemos que así como el
tetraedro, el cubo y el octaedro, nos parecían más lógicos y fáciles
de imaginar, el dodecaedro y el icosaedro, por la ingeniosa forma de
distribuir sus caras, nos obsesionaban.
A Platón le sucedería
lo mismo, ya que hace especial énfasis en esas normas, sobre todo el
dodecaedro que contiene
el número sagrado Pitagórico 5, en los lados de sus caras, y el
también fundamental 12 en su número. Le tenía tanto respeto, que no
se atrevía a nombrarlo directamente.
El icosaedro 20 caras y 12 vértices, se puede inscribir en el
dodecaedro, un vértice en el centro de cada cara, y el centro de sus
caras triangulares en los 20 vértices del dodecaedro. En los cruces
de la malla así formada, se pueden apoyar los vértices de los cinco
poliedros Platónicos.
El dodecaedro, forma la base de la malla de energías sutiles de
nuestro planeta.
Es posible que la fascinación que provocan
estos dos poliedros proceda del inconsciente colectivo.
Aunque Platón fue el primero que describió oficialmente estas
normas, ya estarían como arcanos de conocimientos secretos en la
escuela de Pitágoras, donde Platón fue iniciado, pero
su existencia es mucho más antigua.
En Gran Bretaña se han
descubierto colecciones de piedras talladas con las formas de estos
sólidos y con surcos que señalaban las aristas, en donde se han
hallado restos de cordones de piel. Pueden ser de 1.500 años A.C. o
sea, 1.000 años antes de Platón, pero
en otros yacimientos las hay que pueden ser de 12.000 años A.C.
en otros yacimientos las hay que pueden ser de 12.000 años A.C.
Oficialmente se dice, que
eran utilizadas como boleadoras para cazar.
Volviendo a la
geometría Platónica, en su significado originario, el filósofo
Griego, en su diálogo Fedón, no puede ser más claro al
describir la estructura de la Tierra, como un dodecaedro esférico.
El Balón Terráqueo
La concepción de la Tierra
como un dodecaedro se basa en una premisa relativamente simple: el
dodecaedro es el poliedro que más se aproxima a la esfera y el que
tiene los ángulos menos salientes, lo que permite curvarlo sin que
apenas sufra
deformación.
Si fuera el elástico y lo hinchásemos, sus
caras curvadas, apoyadas en una esfera, la dividirían en doce partes
formadas por pentágonos curvos.
Las líneas que separan estas caras,
equivalentes a las aristas del dodecaedro de caras planas, en este
caso se prolongan, formando círculos máximos que rodean la esfera.
Estos círculos en su periplo por la esfera, cortan las otras caras,
cada una atravesada por cinco de ellos (siempre el cinco), que así
queda dividida en diez sectores en forma de triángulos rectángulos.
Para ello es suficiente un total de quince círculos, y no más. Así,
entre las 12 caras pentagonales, cada una con 10 triángulos,
totalizamos 120 triángulos rectángulos que cubren la superficie de
la esfera. Al mismo tiempo, observamos que las líneas que unen los
centros de los pentágonos curvos, forman triángulos equiláteros.
Las
veinte caras de un icosaedro esférico, cada una de las cuales
contiene 6 de los citados triángulos rectángulos.
Es el icosaedro
que se intercala al dodecaedro. Estos triángulos rectángulos, son la
unidad básica de esta estructura. Así Platón en la segunda
parte del diálogo Timeo, describe estos triángulos, en
los que se basan todos los poliedros, ya que en sus ángulos sobre la
esfera encajan los cinco poliedros.
Para plasmar esta estructura sobre la Tierra, situamos una cara del
dodecaedro en el Norte, el polo centrado en ella. Otra en el Sur, y
entre ellas dos franjas con cinco caras cada una, pero la
orientación de los pentágonos Norte y Sur, con respecto a
continentes y mares, no es arbitraria, y depende de un punto, que
llamaríamos el Ombligo del mundo.
¿Dónde encontrarlo?
¿Dónde encontrarlo?
Ni más ni menos que en la gran pirámide de
Cheops, y la razón de que sea así no es nada esotérica.
Situada a 29º 58' 51" latitud N y 31º 08' 57" longitud E, se halla
en el meridiano que divide la Tierra en dos partes en las que la
superficie emergida, los continentes e islas, incluyendo la
Antártica, es exactamente igual. El meridiano que pasa por la
Gran Pirámide, coincide con un vértice del pentágono Norte. Ello
orienta toda la red.
Cinco de sus líneas maestras son meridianos,
círculos máximos, que pasan por los vértices de las caras Norte y
Sur, y que están alternados.
Triángulos Sagrados
Estos 120 triángulos rectángulos, unidades básicas de la malla
energética terrestre, ya eran conocidos por los antiguos Egipcios,
que les llamaban triángulos M. R. (por Amón Ra), por lo que
respetaremos esta denominación a lo largo del presente trabajo.
En
los textos funerarios Egipcios, este triángulo rectángulo escaleno
(con tres lados desiguales) se
utilizaba para ilustrar la relación
entre el cuerpo físico mortal, denominado KA y los otros tres más
sutiles y considerados esencias divinas del hombre,
AK, BA y KA, lo que demuestra la enorme importancia que se le
daba a esta forma, que se halla también en las caras de la Gran
Pirámide, formada por ocho de ellos ensamblados dos a dos.
Es el fenómeno que se llama Relámpago.
Hemos repasado la
trigonometría esférica, que pilotos y navegantes deberían conocer
pero que con los actuales programas informatizados de navegación la
mayoría han olvidado.
Así, de acuerdo a nuestros cálculos y para simplificar, suponiendo la Tierra una esfera perfecta de 40.000 kilómetros de meridiano y Ecuador, la hipotenusa de estos triángulos curvos M. R. mide 4.153.041 metros, y los catetos 3.524.164 y 2.322.795 metros, lo que suma exactamente 10.000 kilómetros, un cuarto de meridiano, con ángulos de 36, 60 y 90 grados (en los triángulos esféricos suman más de 180 grados y no se cumple el teorema de Pitágoras).
Así, de acuerdo a nuestros cálculos y para simplificar, suponiendo la Tierra una esfera perfecta de 40.000 kilómetros de meridiano y Ecuador, la hipotenusa de estos triángulos curvos M. R. mide 4.153.041 metros, y los catetos 3.524.164 y 2.322.795 metros, lo que suma exactamente 10.000 kilómetros, un cuarto de meridiano, con ángulos de 36, 60 y 90 grados (en los triángulos esféricos suman más de 180 grados y no se cumple el teorema de Pitágoras).
La relación de 1,5172 entre sus catetos
curvos, no es significativa. Pero si los proyectamos desde el centro
de la Tierra sobre un plano tangente al vértice de su ángulo recto,
se forma otro triángulo plano, que nos da exactamente la relación
1,618034... el número áureo Fi, que la pirámide de
Cheops contiene entre su Apotéma (la perpendicular entre el
lado de la base y el vértice), y la mitad del lado de la base.
Es el
número del equilibrio y la belleza, el límite de la serie de
Fibonacci, y la razón entre dos partes de un segmento y su suma
con la mayor.
Un guarismo que tanto los
Griegos, como los constructores de las catedrales Góticas,
utilizaron secretamente en sus proporciones arquitectónicas hasta
que Leonardo da Vinci lo divulgó.
Ello no sólo demuestra que
los antiguos conocían exactamente la trigonometría esférica y sus
relaciones con la plana, sino que la red energética del planeta, con
el número Fi, es una estructura equilibrada y armonizada con
el Cosmos.
Mapas Prehistoricos
Las antiguas cartas marinas, los llamados Portulanos,
son trabajosas copias de mapas mucho más antiguos, en los que las
formas de los continentes parecen deformadas y las distancias
adquieren proporciones absurdas.
Ello se debe a que estos viejos
mapas, aparte de un sistema de proyección distinto, se basan en la
geometría esférica.
Uno de los más interesantes es el Opicinis de Canestris (1.335) en el que Europa y África están antropomorfizados, representando a un Rey y una Reina; la Península Ibérica como cabeza del Rey, preparándose para besar a la Reina africana. Los discutidos mapas de Piri Reis (1.513) son copias de otros más antiguos que muestran detalladamente el contorno de Sudamérica y de la Antártica, incluso aquellas regiones actualmente cubiertas por el hielo.
Uno de los más interesantes es el Opicinis de Canestris (1.335) en el que Europa y África están antropomorfizados, representando a un Rey y una Reina; la Península Ibérica como cabeza del Rey, preparándose para besar a la Reina africana. Los discutidos mapas de Piri Reis (1.513) son copias de otros más antiguos que muestran detalladamente el contorno de Sudamérica y de la Antártica, incluso aquellas regiones actualmente cubiertas por el hielo.
También pertenecen a esta
cartografía no convencional, pero que demuestra que fueron dibujados
por miembros de una antiquísima civilización, dotada de una
tecnología similar a la actual.
¿Disponían quizás de aeronaves?
Algunos de estos mapas, como el de Canestris, incluyen líneas de triángulos M. R., que para los profanos carecen de sentido. Ubican su origen en Alejandría, no en Gizeh.
Algunos de estos mapas, como el de Canestris, incluyen líneas de triángulos M. R., que para los profanos carecen de sentido. Ubican su origen en Alejandría, no en Gizeh.
Esta ciudad, con su biblioteca, fue el
centro cultural más importante de Occidente y su puerto mereció un
faro calificado como la séptima maravilla del mundo. Por ello no es
de extrañar que en estas copias de otras más antiguas, acabara como
centro. Lo correcto sería tomar como núcleo un punto en el meridiano
de Gizeh llamado Behdet, cerca de la población de
Baltim, en el delta del Nilo.
La intersección de este
meridiano con el círculo máximo perpendicular, en el mismo centro
del lado de dos pentágonos, define 4 triángulos M. R., y
forma el centro de un rombo que marcaba la influencia del Imperio
Egipcio.
La Red
Estos 15 círculos máximos, 12 pentágonos con 10 triángulos M. R. cada uno, y 62 intersecciones, forman la malla energética que rodea la Tierra, pero dada la extensión de esos, M. R. de más de 4.000.000 de kilómetros cuadrados (dos tercios de Australia), hay pocas oportunidades de que algunos de estos focos y líneas se ubiquen en países.
Estos 15 círculos máximos, 12 pentágonos con 10 triángulos M. R. cada uno, y 62 intersecciones, forman la malla energética que rodea la Tierra, pero dada la extensión de esos, M. R. de más de 4.000.000 de kilómetros cuadrados (dos tercios de Australia), hay pocas oportunidades de que algunos de estos focos y líneas se ubiquen en países.
Se supone que los tres distintos tipos de cruces,
los de pentágonos del dodecaedro, con cinco líneas, los triangulares
del icosaedro, con tres y los de los rombos, que comprenden 4 M.
R., con dos, tienen propiedades distintas, y entre los del mismo
tipo,
incluso polaridades opuestas, lo que genera corrientes
energéticas por las líneas que los unen.
El tipo pentágono con 5
líneas que aparentan los rayos, es el más espectacular, y
precisamente uno de ellos, se halla en el cogollo del famoso
Triángulo de las Bermudas.
Naturalmente, ello si nos
referimos a la red básica, pero si unimos entre sí, otros cruces de
círculos máximos distintos, se forma otra
tupida red de círculos máximos, que llamaremos secundaria.
En ella, entre los ángulos
centrales de los pentágonos, como bisectrices, salen otros 5
círculos máximos. Los cruces de tres círculos de los triángulos
icosaédricos contienen a su vez nueve más, y los cruces de dos
líneas entre cuatro M. R., nada menos 10 círculos máximos
más. Asemeja a una tela de araña de círculos que pasan por otros
muchos lugares.
Precisamente, algunos
Leys o Venas de Dragón, termino que se utiliza en Feng
Shui, para designar las líneas de fuerza de la Tierra, coinciden
con ese trazado que parece secundario, pero puede ser más importante
desde el punto de vista energético, que la red básica de 15
círculos, ya que el número de círculos que pasan por un mismo nudo
es mayor.
El matemático Buckminster Fuller, pasó la mayor parte de su
vida investigando mediante técnicas microfotográficas, una esfera
elástica sometida a tensión, como un globo hinchado, encontrando una
elaborada y compleja malla de tensiones vectoriales similar a las
líneas antes descritas.
En una escala inferior, encontraríamos otras líneas o Leys de tercera clase, que unirían los nudos de la malla secundaria entre sí, o con los nudos de la principal. Estas líneas serían las que intervienen en otros Leys o Venas de Dragón, similares, tampoco despreciables.
Así podríamos seguir con otras redes más
finas, hasta el último escalón.
Los capilares de este sistema serían
la
Cuadrícula de Curry Oblicua, con respecto a los meridianos, y
cuyas líneas se encontrarían distanciadas unos 4 metros, con nudos
positivos y negativos alternados y la conocida como red de
Hartmann, paralela a los meridianos y con una separación de 2
metros de Norte a Sur, y de 2,5 metros de Este a Oeste.
Los Efectos de La Red
Nos hemos limitado a exponer los antecedentes históricos, la
geometría, con la descripción de las líneas, las figuras que forma
en la superficie terrestre, los distintos tipos de cruces, y los
lugares en donde se ubican unos pocos de ellos, que creemos más
significativos, y que se detallan en la parte gráfica.
¿Pero, para que sirve todo esto?
Cuando los antiguos
Egipcios se tomaron el trabajo de estudiar y plasmar esta red, sería
para algo más tangible que una mera especulación filosófica. Ante
todo, los mejores estudios se han efectuado en nudos y líneas
secundarias y terciarias que coinciden con los Leys. En
1.977,
Paul Devereux emprendió el Proyecto Dragón, a través del
cual un equipo multidisciplinar de científicos efectuó gran número
mediciones de ultra e infrasonidos, campos magnéticos, ionización y
radioactividad. Lo más inexplicable fueron las determinaciones de
partículas B, con un scintilómetro.
Estos registros eran
totalmente distintos a los de las zonas circundantes, estaban
modulados por las fases lunares, la salida y puesta del Sol, y eran
mucho más intensos durante los Equinoccios. También se han efectuado
estudios en las redes de Curry y Hartmann, para localizar
puntos en los que las energías nocivas afectan a la salud de hombres
y animales.
Pero de la gran red, aparte de particularidades sobre de
los lugares donde se ubican estos nudos, sabemos muy poco.
Podríamos empezar por los aspectos negativos de algunos cruces y líneas. El más sonado es el del Triángulo de las Bermudas, que pudiera ser el causante de estas desapariciones inexplicables. Precisamente, el desvanecimiento de algunos de estos aviones y buques sin dejar el más mínimo rastro, sugiere la existencia esporádica de portales dimensionales que los han trasladado a un universo paralelo. Ello sería el grado más intenso de una curvatura local exagerada del espacio/tiempo.
En los grados más suaves, se
limitan a alterar o enloquecer los instrumentos de navegación de los
aviones. Pero hay otros fenómenos dignos de ser tenidos en cuenta y
que acarrean unas consecuencias mucho menos misteriosas, pero
graves.
Es el caso de las CAT,
Clear Air Turbulence (Turbulencias en Aire Tranquilo),
perturbaciones no detectables por el radar y que han sido causa de
cierto número de accidentes de aviación. Un aumento de la
gravitación local de sólo un 5 o 10%, no afecta para nada al vuelo
de un avión, que en virajes y baches soporta esfuerzos muy
superiores, pero si este aumento persiste durante unas horas, atrae
el aire de la zona, y lo va acelerando, creando una corriente
descendente, que pueden llegar a cientos de kilómetros por hora.
Al
no intervenir diferencias de temperaturas que afectan a la densidad
del aire, no son detectables por el radar. Si un avión en su ruta,
se mete en una de ellas, es arrastrado hacia el suelo a esa
velocidad, sin que nada se pueda hacer para evitarlo, sólo mantener
su control, esperar a que esta corriente sea estrecha y salir pronto
por el otro lado. Con mala suerte puede perder hasta 10.000 pies de
altura.
La estructura del avión
normalmente aguanta, pero los pasajeros, si no van con el cinturón,
son proyectados contra el techo. Esto es lo que pudo ocurrir hace
unos quince años durante un vuelo Charter de la compañía
Aviaco.
Un DC-8 en ruta desde Santiago de Chile a Paramaribo,
repentinamente y sin que apareciera previamente nada sospechoso en
la pantalla del radar, experimentó una súbita pérdida de
sustentación. Unos cuantos pasajeros que no llevaban el cinturón,
salieron despedidos hacia el techo, rompiéndolo.
Una azafata, que
tras servir las bebidas a los pasajeros acababa de sentarse en el
trasportín, rompió el panel superior con la cabeza. Los carros de
bebidas saltaron por los aires, así como las balsas salvavidas, que
rompieron sus sujeciones y salieron despedidas de sus alojamientos.
Mientras el avión caía, todos se quedaron pegados al techo gritando
y pataleando. Cuando salió de esta turbulencia, en la que descendió
3.000 metros de altura, todos cayeron violentamente. La azafata,
cuyo asiento se había plegado contra el suelo estuvo varios meses de
baja a causa de las heridas sufridas durante este incidente.
Para colmo de desgracias, las aguas fecales de los depósitos del WC, se salieron por las tazas y después de impregnar el techo se desparramaron por el interior del aparato.
El avión seguramente pasó
por el cruce de dos líneas situado a unos 330 kilómetros al norte
de Manaos, en la misma línea ecuatorial. En el Ecuador se ubican
oblicuamente diez nudos de este tipo y actúa como una línea
que los conecta energéticamente, potenciando su fuerza. Parece que
estos nudos se activan esporádicamente, quizás por causas cósmicas,
y en otras ocasiones los aviones pueden haber pasado por el mismo
lugar, sin notar nada.
Otro incidente similar fue protagonizado el pasado mes de diciembre, por un Boeing 747 de las Líneas Áreas Japonesas (JAL), que se encontraba en vuelo entre Tokio y las Islas Hawai. A las dos horas de haber despegado, el aparato penetró en una de estas áreas, perdiendo súbitamente sustentación y cayendo diez mil pies de altura. El pánico cundió de inmediato entre el pasaje y la tripulación.
En ese momento los pasajeros se encontraban comiendo en
sus asientos. Muchos de ellos que tenían suelto el cinturón para
comer con mayor comodidad, salieron despedidos contra los
compartimentos portaequipajes.
Como consecuencia del incidente,
numerosas personas resultaron heridas y una mujer murió al ser
golpeada en la cabeza por una maleta. La situación alcanzó tal
gravedad que el piloto se vio obligado a regresar al aeropuerto de
la capital Nipona. Precisamente, por la zona que transitaba el
aparato se puede apreciar el trazo de dos de los anillos, que
convergen en un
nudo de cinco a unos 1.000 kilómetros al sur de Tokio.
Menos suerte tuvo en 1.968 un Boeing 707 de la BOAC, que se desintegró en el aire al introducirse en una CAT. Ocurrió también en Japón, en los aledaños del Monte Fuji, por donde pasa una línea de la red principal que parte del nudo situado al sur del país. Además, parece que estos fenómenos son más frecuentes cerca de volcanes.
En cuanto a los aspectos positivos, es posible que las energías que emiten estas zonas, incluso las líneas enteras, favorezcan algunos aspectos físicos y mentales de los humanos (Estados alterados de conciencia) e incluso de animales y vegetales.
Algunos han sido
cunas de civilizaciones ahora desaparecidas. Muchos lugares sagrados
que desde tiempos inmemoriales han albergado santuarios y edificios
religiosos en los que se percibe una fuerza insólita, están
relacionados con estos puntos o cruces. Por otra parte, estas
corrientes energéticas se pueden manipular, desviándolas hacia
lugares que precisan de ellas.
Es lo que hacían los hombres
prehistóricos con sus Menhires, quizás para aumentar la
fertilidad de las tierras, la salud del ganado, influir en el clima,
lluvias, u otros fines útiles.
En Escocía, la comunidad de Findhorn, cosecha verduras de tamaños descomunales en un suelo malo, con un clima atroz y sin necesidad de utilizar abonos. Lo achacan a su particular e íntima conexión espiritual con las plantas y con los entes, que según ellos las protegen. Pero sin descartar ésta, puede haber otras causas.
El
meridiano energético que pasando por España va del Sahara Argelino
al Polo Norte, roza la rivera oeste del lago Ness, otro
enclave misterioso. Podemos suponer un ramal energético, quizás
artificial, que siguiendo la falla que da origen a este lago, llegue
hasta
Findhorn. Además, se halla a sólo 80 kilómetros del nudo de dos
líneas que puede irradiar una potente corriente secundaria.
En relación a lugares
sagrados, una línea secundaria que parte del nudo argelino la
bisectriz del ángulo que forma su meridiano con la que pasa por
Budapest, es un círculo que da con otro nudo situado al noreste de
Siberia, cerca del Mar de Okhotsk, por donde pasa el
meridiano que también atraviesa el Monte Fuji. A los
Japoneses les choca la ubicación de Montserrat, justamente en
esta línea que quizás por ignorancia catalogamos como secundaria.
La
predisposición a la apertura de
portales interdimensionales
en algunos de estos lugares puede estar asociada a la aparición de
ovnis, lo que hace que los avistamientos sean más numerosos. Se
trata de un hecho perfectamente constatado y tenido en cuenta en las
estadística ufológicas.
Esta misma facilidad de
conexión con dimensiones situadas en niveles más elevados, según
algunos
expertos en energía libre, facilitaría el funcionamiento de
algunos de estos generadores que captan la energía del punto cero,
desde un nivel dimensional superior, y que por ahora funcionan de
manera irregular, esporádica, y cuando se trasladan fallan
estrepitosamente, lo que impide su utilización práctica.
Para lograr
un funcionamiento regular habría que ubicarlos en alguno de estos
lugares portal. También podemos pensar, que algunos ovnis utilizan
este truco, y por eso se les ve en esos lugares. Ello, junto con las
ventajas de tipo humano ya mencionadas, podría llevar en un futuro a
una revalorización de estos terrenos donde se ubican estos nudos o
líneas.
El pulso del planeta, es especialmente sensible en estos lugares, lo que permite diagnosticar la salud de GAIA, ahora bastante maltrecha, y al mismo tiempo aplicar en dichas zonas las medidas correctoras adecuadas, como la acupuntura, que primero determina la energía de los puntos, y luego corrige los desequilibrios entre las polaridades.
Todo ello, requiere un
conocimiento mucho más profundo de la red, con sus niveles
secundarios y terciarios.
Aplicando la geometría
esférica, no sería difícil diseñar un programa informático que
uniendo todos estos puntos por círculos máximos, nos trazase las
líneas de una determinada región del mapa en los tres niveles
mencionados, y nos señalase las coordenadas de los puntos de cruce
más activos, que habría que comprobar sobre el terreno.
Pero ésta es una tarea para el futuro.
Mapas de Algunos Nudos de La
Red
por Alberto Borrás Gabarró
del
Sitio Web
Isis
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